martes, 31 de julio de 2012

Tu Sonrisa

Hoy he salido a la calle a pasear y sobre todo a observar, algo que hoy en día no solemos hacer con asiduidad.
Observo a las personas, sus expresiones, sus gestos y fijándome en unos labios y una mirada te das cuenta que la cara es el reflejo del alma. Salir a la calle sin tu sonrisa es como salir sin la ropa puesta, te falta algo. Las personas necesitamos cruzarnos con otras que nos devuelvan sonrisas y nos hagan el trayecto de la calle más ameno.
Necesitamos ese brillo en la mirada de la persona que camina contramano para que nos ilumine, esas miradas que cuando se cruzan sin conocerse de nada se desean en silencio el mejor de sus días.
Y al seguir paseando me di de frente con la realidad. Un banco, Plaza Nueva, sol y sombra entre naranjos de azahar y solo dos personas reposando sus edades en el marrón de la madera de los bancos de la Plaza.
Uno rondaba los 80 y otro los 30. El joven preguntaba qué hacer con su vida a uno mayor que ya sabía qué hacer con la suya. Sin permiso me paré a escuchar la conversación, el hombre mayor ante la desesperación del joven le dijo “la vida hará contigo lo que ella quiera, sólo tienes que ser más listo y ganarle la partida”.
El joven mientras tanto no sabía cómo ganarle la batalla a la vida y le volvió a preguntar, le tomó cariño y empezó a llamarle abuelo entre los dos era ya un trato familiar. Y el joven preguntó “Abuelo, ¿Cómo le gano la partida a la vida?” Y el abuelo contestó “Pues tal y como se la he ganado yo, devolviéndole una sonrisa en cada uno de mis días”.
Si ven a ese “abuelo” en cualquier banco de nuestra ciudad, sentaros con él y veréis que la vida es aprender de aquellos que saben enseñarte.
Y recuerden; A la vida se le gana devolviéndole una sonrisa cada día.

lunes, 23 de julio de 2012

Arfe

Hoy vuelvo a mi infancia, hoy vuelvo a la calle donde me hice cofrade. Exactamente al número de aquel edificio que empieza en Arfe y termina en García de Vinuesa.
Hoy le escribo al balcón de la calle Arfe, balcón familiar y cofrade donde cada Domingo de Ramos en torno a las tres de la tarde desfilaban unos nazarenos con túnicas blancas que venían del parque.
Sentado en mi silla de enea y tras esos barrotes a la altura de un tercero contaba desde el primer nazareno hasta el último componente de la banda, mira mamá un estandarte, mira una bocina, mira los ciriales y contaba cada tramo sin ganas de que llegará el último porque esos nazarenos de blanco me traían la ilusión, nerviosismo, alegría y el saber que ya llegaba mi Semana Santa en la calle Arfe.
Al igual que el domingo venía un lunes, martes, miércoles toda una semana entera con el llamador de papel en mi mano derecha y mi reloj en la izquierda y contaba las horas para ver cuál pasaba por Arfe. La Paz, Jesús Despojado, Estrella, San Gonzalo, Las Aguas, Santa Cruz… y un largo caminar de Hermandades que me hicieron ver y saber que la Semana Santa es plural y a la vez singular.
Desde ese balcón con 5 años me sobrecogía cuando me miraba fijamente a los ojos ese Cristo que baja por Mateos Gago cada Martes Santo, era un diálogo eterno entre él y yo. Él me decía que se iba y yo que no se fuera, el me decía que rezara y yo que nunca nos abandonara.
Cuantas revirá he visto de Arfe a Castelar, cuantos golpes de martillo, cuantas levantá, cuantos tramos de nazarenos, cuantas insignias, cuantas túnicas de tantos y tantos colores y cuantos momentos que para mí se quedan.
Hoy le escribo a la calle Arfe, la calle donde me hice cofrade y le escribo a ella como si fuera otra de tantas y tantas de nuestra querida ciudad, en las cuales cada de uno de nosotros se hizo cofrade. Ahí queó.

lunes, 16 de julio de 2012

A ti

Aquella tarde de aquel verano, cuando aquella puerta se abrió y no nos conocíamos y de mi boca salió un “hola” pero de mi corazón un pálpito.
Ni siquiera me miraste, ibas tan nerviosa buscando aquello que te intrigaba tanto que mi hola se perdió entre las paredes de aquel edificio de cristales.
Y pasaron los días y no veía nunca el momento de acercarme a ti, de dirigirte una palabra, una sonrisa, un gesto, un guiño…  de poder decirte qué tal estás porque los nervios me podían más que mis ganas.
Pero entonces surgió aquella llamada perdida en una noche de verano, llamada que hizo que nos acercáramos aún más y que buscásemos cada día nuestros 20 minutos de encuentro y ahí se paraba el tiempo.
Porque desde entonces te busco y te encuentro, no te busco y me encuentras y cuando te necesito ahí estás, y sin embargo, no te pido nada pero me lo das todo.
Eres la culpable de que mis sueños se hagan realidad, la que luchas cada día por verme feliz, la que se enfada si no sonrío y la que me levanta antes de caerme.
Has conseguido que cada día seas más importante en mi vida y que cada mañana me levante con la ilusión de hacerte la mujer más feliz del mundo.
Y recuerda… Si estoy aquí es para hacerte feliz.
Te Quiero.

jueves, 5 de julio de 2012

Quiero

Quiero que cada segundo sea eterno, que la noche no se haga día y que tus ojos sean mi guía y tus palabras melodías.
Que tu sonrisa sea eterna y la tengas en cada momento, para que cuando llegue nuestro encuentro, el momento sea perfecto.
Quiero que el sonido de tus besos sean silencios en la madrugada y que tan sólo se escuche el latir de nuestro sentimiento. Quiero ser tu almohada para saber cuáles son tus sueños, las sábanas que te tapan y el colchón donde descansas para sentir tu cuerpo.
Quiero escribir tu nombre y el mío en lo más profundo de nuestros corazones y que nos queme por dentro tantas noches de pasiones.
Quiero que estés ahí y que me hables con tu mirada, que me quieras con tu sonrisa y que me ames sin decirnos nada.
Quiero sentarme cada domingo en el banco de nuestro primer beso y llenarnos de recuerdos.
Quiero que estés ahí porque quiero hacerte feliz.

miércoles, 4 de julio de 2012

Al compás de tus caídas

Al compás de tus caídas vas andando por Sevilla, viniendo de Triana que no quiere que caigas y llegando a Campana donde muchos te levantan.
Cómo reposas en cada costero desde que sales por Pureza y vuelves por Santa Ana, benditos tus marineros que te llevan en volandas.
Vas cruzando el puente y hasta el Gran Poder se aposta en Zaragoza por si puede llegar a verte. Vas de zancada en zancada buscando el palquillo cuando media Sevilla te espera en el Postigo.
Cristo de las Tres Caídas que llegas a Adriano donde Caridad te da la mano para que vuelvas a tu barrio. Y cruzas mi puente, el tuyo, el de los sevillanos, el de tu gente y en San Jacinto te la encuentras de frente.
Ahí está ella, tu Estrella la que te ilumina el camino de tu “Madrugá” más eterna que cuando sales por Altozano ya la miras de reojo esperando que amanezca para poder verla.
Cristo de las Tres Caídas que vuelves un Viernes Santo con el sol de primavera por tu calle Pureza a los solos de cornetas y tu “Madrugá” se hace día y tu gente de Triana… tu gente de Triana siempre te espera!!

martes, 3 de julio de 2012

Y aunque pierdas la cabeza

Y aunque pierdas la cabeza ahí estarás con la mirada fija en San Fernando o  en el Prado de San Sebastián. Contemplando como avanza Sevilla y como retrocede en gamberrismo. Tú que has visto tanto y que todo te callas esperas que te restauren para seguir dando la hora al tranvía que pasa a tus pies.
Seguirás siendo sitio de celebraciones, espero sean más moderadas que las del Domingo y verás como pronto recuperas tu mirada para ver qué pasa en tu ciudad y ser dueña de esa fuente que por las noches ilumina mi capital.
Que nadie te haga un destrozo que eres santo y seña de la ciudad más maravillosa del mundo.

lunes, 2 de julio de 2012

Búscame

Búscame, en el susurro del viento que sopla como brisa de Abril. Búscame, como la gota de lluvia que cae del balcón en Mayo. Búscame, como el sol que amanece buscando la calle en Junio. Búscame, como el calor que desprende Sevilla en Julio y Agosto. Búscame, como el niño que empieza un nuevo curso en Septiembre. Búscame, al olor de las castañas en Noviembre. Búscame, como el frío que llega en Diciembre y no nos deja hasta Febrero. Búscame en cada esquina, en cada calle, en cada banco de esta bendita ciudad. En el calléjón del agua y en la encrucijada de Santa Cruz. Búscame como flor de jazmín en una noche sevillana. No te canses, búscame, porque TE NECESITO.

¿Cruzamos?

Este es mi puente, Triana. Mi ciudad, Sevilla. Te invito a que lo crucemos tantas veces quieras y soñemos en el Arenal o en el viejo corral. Sentémonos en una de sus dos orillas, a la izquierda Triana y a la derecha Sevilla. De un lado la Giralda y del otro el blanco marinero de una Capilla llena de Esperanza. ¿Cruzamos?