lunes, 16 de julio de 2012

A ti

Aquella tarde de aquel verano, cuando aquella puerta se abrió y no nos conocíamos y de mi boca salió un “hola” pero de mi corazón un pálpito.
Ni siquiera me miraste, ibas tan nerviosa buscando aquello que te intrigaba tanto que mi hola se perdió entre las paredes de aquel edificio de cristales.
Y pasaron los días y no veía nunca el momento de acercarme a ti, de dirigirte una palabra, una sonrisa, un gesto, un guiño…  de poder decirte qué tal estás porque los nervios me podían más que mis ganas.
Pero entonces surgió aquella llamada perdida en una noche de verano, llamada que hizo que nos acercáramos aún más y que buscásemos cada día nuestros 20 minutos de encuentro y ahí se paraba el tiempo.
Porque desde entonces te busco y te encuentro, no te busco y me encuentras y cuando te necesito ahí estás, y sin embargo, no te pido nada pero me lo das todo.
Eres la culpable de que mis sueños se hagan realidad, la que luchas cada día por verme feliz, la que se enfada si no sonrío y la que me levanta antes de caerme.
Has conseguido que cada día seas más importante en mi vida y que cada mañana me levante con la ilusión de hacerte la mujer más feliz del mundo.
Y recuerda… Si estoy aquí es para hacerte feliz.
Te Quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario